Tras las últimas medidas tomadas por el Banco Central, la sube el dólar blue y se ubica cerca de los $16. Ante las expectativas devaluatorias, algunos prefieren esperar para invertir en una propiedad; otros, ni siquiera sueñan con la casa propia y se resignan a alquilar, aunque con valores más altos. Opinan los especialistas

En días en que la palabra “ballotage” satura los titulares y diálogos cotidianos, el dólar blue se prepara para volver a votar. Porque ayer llegó a un techo de $16 para, al final del día, cerrar a $15,90. La suba (cinco centavos respecto del último cierre) se dio luego de que el gobierno decidiera reducir a la mitad el cupo autorizado a los importadores para comprar dólares y acotara las divisas para el turismo.

Las medidas tomadas por el tándem K que conforman el Ministro de Economía, Axel Kicillof, y el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, aparecen como verdaderos “manotazos de ahogado” para defender las pocas divisas de que dispone la Argentina. Como contrapartida, el kirchnerismo ensayó un aumento del 3% en las tasas de interés de los plazos fijos, intentando estimular el ahorro en pesos.

Pero, como argumentan los economistas, “medidas de este tipo sólo agravan la recesión, porque invitan a la gente a ahorrar, en lugar de dinamizar la economía; además, aumentan las tasas de los créditos, limitando aún más las posibilidades de acceder a la casa propia”.

No obstante, frente a las aceleradas expectativas por una posible devaluación tras el cambio de gobierno; con la alta inflación mediante y con un poder adquisitivo herido de muerte, quienes juzgan a la moneda estadounidense como un salvoconducto de cara al futuro, pero se ven imposibilitados de acceder al dólar ahorro, corren al mercado marginal. Porque apuestan que, en algún momento, el atraso cambiario (ayer, el dólar oficial cerró a $9,55) deberá sincerarse.

Yendo del supermercado a casa

En una economía dolarizada como la argentina, la divisa norteamericana es un precio de referencia para todos: desde la góndola del supermercado, a la vivienda que habitamos.

Es en este sentido que la especulación afecta negativamente al mercado inmobiliario. “Los saltos en el dólar generan confusión y desaliento, alteran permanentemente el rubro inmobiliario y no permiten que la gente tome decisiones ni planifique”, le dijo a Hoy el presidente de la Cámara Inmobiliaria de la Provincia de Buenos Aires (CIBA), Marcelo Babenco, y explicó: “Quienes disponen de dólares no se quieren desprender de ellos y retardan sus decisiones, pensando que, tal vez, más adelante podrán comprar el mismo inmueble invirtiendo menos dólares”.

En la actualidad, el rubro se halla en una “meseta depresiva”, aseguró Babenco, y atacó al cepo cambiario instaurado “en octubre de 2011. Desde entonces no pudimos reactivarnos. El mercado está muy retraído, porque el propietario quiere defender su propiedad y no malvenderla; y el comprador tiene dificultades para acceder a su vivienda; otros, ni siquiera logran pagar un alquilar”.

Confianza política y económica. Reglas claras. Créditos hipotecarios a tasas menores al 25% actual. Sólo en esas condiciones, afirmó Babenco, compradores y locatarios podrán ocupar sus propiedades. Entonces, la vivienda propia será un sueño de todos. Y todas.

“Estamos muy mal” 
Por Eduardo Reyes (Miembro de la Cámara Inmobiliaria Argentina) – Especial para Hoy

Cualquier movimiento financiero-económico juega en contra del sector inmobiliario. No ayudan en nada los movimientos del dólar ni la posible devaluación, porque la gente que quiere una vivienda no tiene créditos y el que tiene los dólares para comprarla, especula y espera.

Hace más de tres años que el mercado está parado, con un cepo que no nos deja trabajar. La construcción está en una situación muy delicada, el mercado no reponde a las construcciones que se hacen, no se vende. Así que, hablando en criollo, estamos muy mal.

En tanto, los alquileres que, por más que estén pesificados, toman al dólar o a la inflación como referencia, son una válvula de escape para quienes no pueden acceder a los préstamos hipotecarios.

Diría que la inflación y el dólar juegan indirectamente contra la venta inmobiliaria. Se ha debilitado tanto nuestro peso, que la gente se inclina por el dólar. Y esto es lo malo, lo que impide que tengamos créditos y no haya posibilidades de venta.