Bank of America delineó tres escenarios atados a la evolución del default y la macroeconomía. En el mejor resultado, el dólar oficial alcanzaría los $ 8,60 a fin de año

Una vez concluídas las negociaciones entre privados, en Wall Street ya analizan cómo evolucionará el tipo de cambio, que para los analistas dependerá en gran medida de cómo el default y las condiciones macroeconómicas evolucionen en el corto plazo.Teniendo en cuenta estas dos variables, el Bank of America delineó tres escenarios posibles que determinan en qué nivel podría ubicarse el dólar oficial y el contado con liquidación – ó dólar implícito – en los próximos tres meses.

En un escenario optimista, que contempla un acuerdo con los holdouts y la reposición del stay (medida cautelar) no debería haber presiones sobre el mercado cambiario, más allá de la erosión gradual de la capacidad de compra del peso debido a la alta inflación. En este caso, el Bank of America espera que el oficial se debilite a $8,60 mientras que el contado con liquidación se apreciaría a $10,50 para fin de año.

“Nuestro pronóstico oficial del tipo de cambio se basa en el supuesto de que el Banco Central mantendrá el ritmo de depreciación que muestra desde febrero. Luego de haber devaluado el peso un 15% durante la última semana de enero, el promedio de depreciación mensual fue de 0,46%. Si exceptuamos febrero, cuando el peso se apreció 1,8%, el promedio de depreciación fue de 0,84%”, indicó un informe de Bank of America.

Teniendo en cuenta que el tipo de cambio oficial actual es de $8,28 entonces la tasa de depreciación mensual será de 1,25%. Con respecto al tipo de cambio implícito, el banco espera una apreciación del 10%, asumiendo que la brecha con el oficial converge a un mínimo de 22%, justo el nivel que reflejaba antes del default y cuando las expectativas de un acuerdo estaban en su punto más alto.

Un segundo escenario, más bien intermedio, supone que las partes no llegan a un acuerdo pero que la economía no colapsa. En esta situación, que el Bank of America define como “salir del paso”, habría una recesión leve aunque ho sin mayores presiones sobre las reservas ó los depósitos. “Este escenario podría suceder si continúa la especulación de un posible acuerdo y si los inversores creen que el actual Gobierno estaría dispuesto a negociar con los holdouts una vez que expire la cláusula RUFO”, apuntó el banco.

En este contexto, los analistas asumen que habría una devaluación mensual de 2% – el promedio de los dos últimos años, exceptuando febrero de 2014 -lo que llevaría al tipo de cambio oficial a $8,80 en tres meses. Así, la entidad financiera asume que la brecha con respecto al contado con liquidación será de 35%, lo que reflejó como promedio durante los últimos 12 meses. Esto implica que el dólar implícito se encuentre en $11.90.

Por último, un escenario pesimista supone que no se concretará un acuerdo en los próximos tres meses, lo que podría disparar dificultades financieras, como más presión sobre el tipo de cambio y una disminución significativa de las reservas internacionales. “El resultado sería una pérdida de reservas y una eventual devaluación. La recesión económica se profundizará en este escenario”, dijeron los analistas del Bank of America.

De acuerdo a sus cálculos, las reservas del Banco Central ascendieron a u$s 29.000 millones en julio, un número que podría caer en u$s 1.500 millones por mes, más o menos la caída mensual promedio durante la segunda mitad de 2013. “Ya que las reservas son finitas, el Gobierno estará obligado a devaluar el tipo de cambio para detener el sangrado de divisas. Usando los números de la inflación del Congreso de la oposición (24% en el año a julio), el tipo de cambio real está casi en el mismo nivel que en diciembre de 2013. En este sentido, esperamos una devaluación del 20%, lo que llevaría el cambio oficial a $10 para fin de año”, pronosticó la entidad financiera.
De esta manera, el contado con liquidación se debilitará hasta los $15, aumentando la brecha con el oficial en un 50%, a niveles similares que tomó en enero de este año. Este escenario traería aparejado un mercado signado por una volatilidad extrema como resultado de las expectativas de devaluación