El billete subió 42% en lo que va del año y 56% en los últimos doce meses. La Gendarmería salió ayer a la City para disuadir a los arbolitos, que habían sido avisados del operativo
“Mayweather es como el dólar blue: es difícil de bajar”, bromeaban los corretas, como se conoce en la jerga a los mayoristas del dólar blue, que ayer marcó un nuevo récord, al subir siete centavos y alcanzar los $ 14,47, lo que refleja no sólo una brecha del 72% con el oficial, sino implica una suba del paralelo del 42% en lo que va del año y un 56% en los últimos doce meses.

“Invito a todos a mi cumpleaños de 15. Con cariños, el dólar blue”, era el mail que circulaba ayer, en tono de broma, entre los operadores de la City: “El problema no es que aumenta el dólar, sino que el peso cada vez vale menos. De hecho, el billete de mayor denominación en la Argentina, de $ 100, ya vale menos que u$s 7. Y no hacen billetes de $ 500 porque sino se harían muchas más operaciones ilegales. Por algo, cada vez que piden billetes de 500 euros, se dice que es por una coima que anda dando vueltas”, revela el dueño de una mesa de dinero, quien cuenta que al billete de $ 100 ahora le dicen “buen humor de Cristina”: con suerte dura 10 minutos.

Los arbolitos que tienen “su parada” en Florida y Lavalle ya habían sido avisados que iba a ser un día de pocas operaciones, ya que la Gendarmería se iba a presentar para disuadir a los cueveros. El operativo provocó que los locales de compra venta de divisas de las galerías comerciales cerraran temprano. Y que las filas que se pueden ver en algunos kioskos de diarios y revistas de la peatonal (donde la gente entra para hacer operaciones de compra venta de divisas) brillaran por su ausencia.

“Controle su vuelto. Muchas gracias”, dice el ticket que dan en los deliverys de dólares, donde arriba de todo se lee “Cambio Exchange” y abajo el monto de la transacción acordada. “Somos 14 motoqueros”, detalla uno de los chicos del delivery que trabaja para una cueva. “Cubrimos todo lo que es Capital Federal y la zona Norte. Del Sur se reciben muchos pedidos, pero preferimos no ir porque ahí suele resultar un poco peligroso. Y nosotros vamos con mucha plata encima”, comenta. “Lo que no hacemos es tener arbolitos en la calle. Ni tampoco le vendemos a los buscas que se ponen una oficina con arbolitos. Una vez vino un arbolito a mi oficina y se puso a mirar todo como si no conociera que en este negocio hay que tener discreción”, cuenta el dueño de una financiera, gremio que se jacta de estar en veredas totalmente opuestas a los arbolitos.

“Lo que se nota es que, en el último año, se duplicó la cantidad de cuevas en el microcentro. Hay edificios que vos vas y lo único que ves son cuevas, muchas de ellas nuevas, de gente que antes no estaba en el ambiente. Es que el negocio del bille no es de despreciar: mueve alrededor de u$s 20 millones por día, y además se suele hacer muchas operaciones de cable: se cobra 3% por entrar divisas informales del exterior y 1% por mandar dólares afuera, ya que hoy falta mucho billete físico”, explica un mesadinerista.

Lo que es una regla de oro en el mundillo es el respeto a rajatabla cuando las dos partes se ponen de acuerdo con “cerrar” una operación a un precio determinado, no importa cuánto varíe luego. “Me pasó de cerrar de palabra con un textil de la zona de Once una operación de u$s 300.000 a $ 14,40. A los cinco minutos, el bille se fue a $ 14,47, pero yo no le podía cobrar esos siete centavos más, pese a que aún no me había dado el dinero. También ha pasado al revés: que el dólar luego bajara, pero los clientes saben que deben respetar el precio cerrado, sin importar las fluctuaciones posteriores que pudiera tener el bille”, dicen en una financiera.